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El miércoles 17 de septiembre a media mañana los concejales de todos los partidos recibimos por email una convocatoria para celebrar un pleno extraordinario el día 22 de septiembre, sin que conste orden del día para el mismo, lo cual nos extraña porque siempre se incluye el orden del día.
Sobre las a las 15:00 horas del mismo día la alcaldesa convoca a los portavoces de cada partido político con representación en el Ayuntamiento para una junta de portavoces a celebrar a las 17:00 horas, es decir, dos horas después, contraviniendo lo que dice el Reglamento Orgánico Municipal, que dice que la convocatoria debe realizarse con tres días de antelación. No podemos acudir debido a la poca antelación con la que nos avisan.
Entre las 21:00 y las 23':0 del mismo día, acude la policía municipal a nuestros domicilios particulares a entregarnos la convocatoria para el pleno extraordinario del día 22, cosa que no se hace jamás. Es la primera vez en tres años y medio que nos convocan de esta manera, utilizando a la Policía Municipal.
Y finalmente, ayer, día 22 de septiembre, se celebra el pleno extraordinario, a pesar de nuestra impugnación de la convocatoria de la junta de portavoces. Y todo esto se ha hecho con el único fin de aprobar una declaración de apoyo a la consulta (presunta, porque aún nadie la ha convocado) del 9N.
¿Tiene sentido movilizar todo este tinglado para esto? ¿Es útil para los ciudadanos de Sant Cugat? ¿Está justificado el uso del mecanismo de urgencia para convocar plenos para esto? Evidentemente NO.
Lo que está pasando es que se pretende que, en una operación perfectamente orquestada desde la Generalitat y desde los despachos de las sedes de CDC y ERC, todos los ayuntamientos hagan esta declaración al mismo tiempo para vestir de legitimidad la convocatoria de la consulta. Ello es ridículo porque es como si pretendo como dirigente político legitimar mi acción de gobierno con los aplausos de los propios afiliados de mi partido político, aunque mi gestión fuera nefasta.
No sólo es ridículo, es patético. Y precisamente lo que hace es deslegitimar su acción de gobierno, por utilizar la institución a su antojo, distorsionando el funcionamiento y organización municipal de las que en su día nos dotamos.
Me voy a aventurar por primera vez en una de mis columnas a introducir un elemento en clave. Con las películas de ciencia ficción que se monta la alcaldesa, deberían cambiarle el apellido por Cinesa en vez de Conesa. (Espero que no se lo tome a mal).
ÁLVAR BENEJAM és regidor del PP
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