Deporte de riesgo


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Munia Fernández-Jordán


Publicat: el 15/mar/17
Opinió
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Lo peor de un deporte de riesgo es que te veas obligado a practicarlo. A nadie se le escapa que, si hay pasión, se pueden subir las más altas cumbres o bajar a las simas más profundas. Ahora bien, si sales de casa y tienes que luchar contra las aceras la cosa no tiene tanta gracia. Y ese es el deporte de riesgo que se practica ahora en esta ciudad.

En C's Sant Cugat hemos sacado adelante una iniciativa para que las personas que transitan por nuestras calles nos envíen las fotos de todos aquellos desperfectos que hacen que este lugar no parezca Europa.

La idea era nutrirnos de lo que ven los ojos de otros. Poner a prueba si aquello que era nuestra percepción, con ese halo subjetivo de oposición que tiende a ver el vaso medio vacío cuando analizamos la labor del equipo de gobierno... o estábamos ante una realidad contrastada, visible, palmaria. La sorpresa ha sido que la iniciativa nos ha desbordado. Los canales de comunicación hoy son tan rápidos y eficaces que hemos visto como los paseantes han compartido documentos y comentarios de lo más interesantes.

Muchas personas se han caído y han sufrido daños que, en ocasiones no han reclamado al ayuntamiento pero que les han supuesto un susto o la rotura de unos pantalones irremplazables (un caso que nos han transmitido). Otras, reclaman seguridad para sus mayores o movilidad real para las sillitas de los bebés. Algún cuidador nos ha pedido, con mucha gracia que por favor 'luchemos para eliminar el Paris-Dakar'.

Los suelos definen una ciudad. En arquitectura no mimar el suelo equivale a hacer una obra menor. Si algo sorprende, por poner un ejemplo magno, de San Pedro en El Vaticano es la cúpula de Miguel Ángel (sin duda) pero también los suelos que tenían que ser su espejo. Por eso son un espectáculo grandioso de figuras geométricas en mármoles de mil y un colores.

Pues en una ciudad, lo mismo. Es difícil encontrar ya por España esas baldosas que tanto hay por Sant Cugat, las de cuadritos. Digamos que por ahí son 'de los 70' y aquí siguen de última moda en muchos barrios. El adoquinado y el oficio que se ve en ciudades como San Sebastián, Oviedo, Burgos, o en pueblos mucho más pequeños de todo el país, debería ser analizado por los políticos de esta ciudad. Hoy en día viajar para comprobar este tipo de cosas es gratis con la red.

Respecto al tema de acabados podríamos entrar en el debate estético, pero en cuanto al oficio e ingeniería hay una verdad universal y es que, para que las raíces de los árboles (gran tesoro de esta ciudad) no salgan por la superficie hay que trabajar la estructura: hacer unos buenos cimientos, vamos. La leyenda urbana de que ciertas especies pueden con el hormigón encofrado a día de hoy no cuela. Más y mejor calidad en proyectos y calidades. Buenas mediciones y los suelos se mantienen durante siglos.

Me decían el otro día desde Galicia que cuanto salía Sant Cugat en los medios, que si CIRSA, que si cas Palau, que si a partir del 3%... Y sí, es cierto y una pena que el buen nombre de esta ciudad se vea mezclado con todas estas historias. La solución a todo ello escapa de nuestras manos porque son los jueces los que tienen que actuar, pero mientras tanto, seguimos en la política útil, comenzando por mirar al suelo y escuchar las prioridades.

Igual, dentro de unos años, el entorno privilegiado de Sant Cugat se complementa con unos pavimentos dignos de sus habitantes y se comienza a escuchar que es un lugar precioso para visitar donde los ecos de antaño se han apagado ya...

MUNIA FERNÁNDEZ-JORDÁN és regidora de C's



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