Las misas tridentinas en latín son las que se llenan de juventud, no las del Novus Ordo. Sin desmerecer la misa postconciliar, he de reconocer que el Papa Francisco -a quien pedimos a Dios que tenga en su Gloria- optó por dificultar la liturgia tradicional en un momento en que las nuevas generaciones ansiaban orden y raíces. Debido a su apuesta por la universalización tal vez se descuidó la claridad doctrinal; por eso también, las nuevas generaciones necesitan que León XIV se erija como un campeón capaz de cargar contra todo aquello que nos ha alejado de Dios.
Que nuestro Santo Padre León XIV se convierta en el pastor que esta generación necesita: un hombre firme, claro, amante de Cristo y de nuestra Madre la Virgen María.
Rezamos por ello.
VÍCTOR HIDALGO és afiliat a Vox
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