Apriorismos y cordón sanitario

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24/06/15 a les 06:00h
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Secció: Opinió

Podríamos definir el apriorismo como una corriente filosófica desarrollada por Kant que intermedia entre el racionalismo y el empirismo. El apriorismo defiende que la base del conocimiento reside en el razonamiento y está alejada de la experiencia. Si por otra parte examinamos la definición que de dicho vocablo nos proporciona el diccionario, vemos que lo define como un método en donde se emplea el razonamiento a priori. Por tanto la citada palabreja de una u otra forma nos acerca al concepto de razonamiento previo ante alguna acción que debamos acometer.

Una negociación es un reto intelectual importante. Requiere una gran dosis de conocimiento sobre el tema en que se trata, inteligencia para saber controlar y leer los tiempos, experiencia, comunicación verbal y no verbal adecuada y ante todo una gran dosis de empatía, haciendo énfasis en reparar en una buena lectura de los momentos por los que atraviesa el oponente. Las negociaciones deben realizarse si es posible con amplitud de miras, criterios firmes y ante todo respeto por el adversario. Intentar encontrar el máximo beneficio para uno mismo sería la meta ideal, pero teniendo claro que la otra parte también debe obtener un rédito satisfactorio. Durante estos días, y debido al espectacular ascenso de Ciutadans en las votaciones municipales y autonómicas hemos asistido a procesos de negociación que desde los diferentes niveles del partido se han venido llevando a cabo. Es admirable la amplitud de miras con que se han encarado los pactos. Se ha evitado el vergonzoso cordón sanitario que desde hace tiempo algunos partidos de nuestro espectro político han venido perpetrando. Para ellos, el apriorismo ante pactos o negociaciones, el apriorismo basado en la anulación y exclusión del que no piensa como ellos, ha estado a la orden del día. Intencionadamente al crear ese insano cordón sanitario han estado despreciando a millones de votantes, los estigmatizados, sin tan siquiera darles la oportunidad de expresar su opinión en ninguna negociación. Se les ha apartado voluntariamente, a priori, antes de que pudieran expresar su voluntad, opinión o criterio; se les ha apagado la voz, se les han mutilado sus derechos más fundamentales. Se ha dejado literalmente al margen de la vida política, de la vida democrática, a millones de personas, simplemente porque no comparten una idea, la suya, la única valiosa, aunque la mayoría de las veces nos referimos a un credo radical, adoctrinado y jalonado con componentes excluyentes. Es curioso presenciar el cinismo de partidos que sumidos en la más oscura sombra y sospecha de corrupción se permiten el dudoso lujo de apartar de futuros pactos a otras formaciones, y sus votantes, como si de apestados se tratara. Es fácil calificar a los que atesoran estas nefastas cualidades, pero para no caer en el exabrupto o la descalificación, sería mejor centrarse en la forma de actuar de otros partidos, como es el caso de Ciutadans. Sin ningún desprecio previo hacia ninguna fuerza política y a los votantes que representan, Ciutadans se ha prestado a facilitar el gobierno de municipios y comunidades, haciendo valer, eso sí, sus ideales, ante todo, de catarsis en la vida política. Ciudadanos ha obviado el cálculo político, la dependencia exagerada de las corrientes de opinión y encuestas que flagelan a otras formaciones y se ha dedicado a ejercer la responsabilidad que los ciudadanos han depositado en ellos. La estrategia es firme, racionalizar y limpiar de corrupción nuestra vida política y su táctica concluyente, aplicar el sentido común en todas las negociaciones. Mucho deberían aprender los grandes partidos, que han utilizado el rodillo político en el momento en que han podido, obviando al oponente y condenándolo al ostracismo más absoluto. Partidos que han intentado dinamitar la separación de poderes, base de nuestro sistema democrático Como si los tiempos no fueran a cambiar y como si el ciudadano no viera lo que estaba ocurriendo. Otros partidos menores y de ideologías más sectarias, también debieran tomar nota de la acción de Ciudadanos. Debieran dejar a un lado su provincianismo rancio, su falta de solidaridad, su chantaje permanente, su victimismo enfermizo y debieran darse cuenta de que cuando sumamos todos, significa que sumamos también nosotros y cuando perdemos todos, eso también nos afecta pues formamos parte del todo. Algún día este gran país será una democracia madura y no un juego de egos, radicalismos e intereses obscenos. Quizá algún día. EZEQUIEL MARTÍNEZ és afiliat de C’s Sant Cugat