Y vuelve el clero y los pensamientos ideológicos de la extrema derecha a mandar en la vidas de las mujeres, de todos nosotros. Vuelve la represión a quienes se manifiestan pidiendo democracia y libertad. Vuelven los colegios con vallas separadas entre niños y niñas y a ser más importante la asignatura de religión que las matemáticas, a conocer la historia de Judas Iscariote antes que saber sumar y dividir.
Conocer algo más de esto lo podeis hacer leyendo la novela que publiqué hace unos meses en editorial SELEER, 'Todas Las Noches Oscuras'.
Y vuelve el miedo. El miedo al pasado que vivieron nuestros abuelos. El miedo a los gobernantes que con sus normas ideológicas echan a las gentes de sus casas, a los dependientes y ancianos a vivir en la reclusión, en la indigencia de penas y lástima. Aquello que gustaba tanto a las beatas parroquianas, asistir al desvalido con obras de caridad humana, porque con ello el cura de turno les aseguraba la gracia divina, una entrada en el cielo de los misericordiosos, algo que como creyente nunca he llegado a comprender. Incluso hasta para morir nos diferencian.
Pero decía que volvemos a vivir en el miedo o nos quieren hacer vivir; ese miedo del enfrentamieanto social que llegó a partir en muerte y odio al país hace muchos años, heridas que algunos siempre han procurado que jamás cicatricen. Porque controlar al pueblo, a la ciudadanía, solo es posible mediante el vaticinio del miedo a algo peor.
Miedo a perder el trabajo, a no tener qué comer, a no tener qué vestir, a no poder pagar ni tan siquiera nuestro propio entierro y acabar en el hoyo de la huesera. Pero del miedo nacen las revoluciones, los canvios, las esperanzas, las libertades, la verdadera democracia.
De momento seguiremos aguantando como quien soporta una comida indigesta que nos agria el estomago, el futuro y el alma.
PEPE GARCIA és membre de CCOO
Columna publicada originalment el 8 de gener de 2014
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