Los Quijotes de la izquierda

Jordi Carreras


Publicat: el 17/abr/12
Opinió| Columnes

Es cierto que los términos izquierda y derecha, en política, apenas tienen ya sentido y han quedado desdibujados y vacíos de contenido. Pero siguen sirviendo, en el ámbito de las posturas políticas, para situar a algunos que los siguen empleando, sobre todo para designarse a sí mismos. Pues entre éstos que se consideran de izquierdas, hay algunos, quizá pocos, que se me antojan modernos Quijotes, si no de la Mancha sí de Sant Cugat al menos.

Me refiero a algunos artículos de opinión que de vez en cuando aparecen en los medios de nuestra ciudad, cuyos autores están lejos de la vida política activa del Consistorio, y vienen a ser algo así como francotiradores que no se sabe muy bien por cuenta o en interés de quien actúan.

Se trata de personajes que inventan a sus adversarios políticos o ideológicos. Se inventan, o mejor imaginan, lo que dicen, imaginan lo que piensan, imaginan incluso lo que sienten u ocultamente persiguen otros, y luego se dedican a hostigar, rebatir, e incluso a injuriar a esos temibles enemigos. Como don Quijote veía molinos de viento y rebaños de ovejas, que confundía con gigantes y malvados ejércitos y los atacaba, ellos en cuanto ven ciertas siglas, ciertas frases o ciertas personas, embisten con sus lanzas ideológicas, que por cierto raramente merecen ese calificativo, montados en los medios que les dan cancha, a pesar de su falta de rigor y de talla, a modo de modernos rocinantes.

Hay gentes de izquierdas, como de derechas, para entendernos, que merecen el más absoluto respeto, se comparta o no con ellos su pensamiento y sus doctrinas. Defienden unos y otros lo que piensan con argumentos, con ideas y procurando respetar la verdad. Esto último requiere además escuchar e intentar comprender lo que dicen quienes piensan de distinto modo, y no hacer juicios de intenciones, presumir falsedades o atribuir intenciones que no se conocen. De este modo sin duda se contribuye a la mejora del mundo en que vivimos, porque casi siempre hay algo de positivo, de cierto, en quien actúa de este modo, aunque quizá se yerre en parte de lo que se dice, y que puede enriquecer a los demás.

Pero cuando falta la honestidad intelectual, la rectitud y el propósito de servir a quienes se dirigen los pensamientos, o cuando se falta a la verdad sobre personas e instituciones, bien deliberadamente, bien por ignorancia y falta de esfuerzo por averiguarla, o por mera frivolidad, sólo se causa daño. Al menos daño a quien lee o escucha, y no tiene una mínima capacidad crítica intelectual para advertir las patrañas.

Por mi parte, hace ya tiempo que he renunciado a rebatir, discutir o dialogar con quienes actúan de este modo. Porque al salir del terreno de las ideas, esas expresiones que ya no son propiamente pensamientos, se convierten en mero ruido, como el bramar de la olas, el aullido de los lobos, o el rebuzno de los asnos. Alboroto de palabras, estridencias escritas. Y no tiene sentido debatir o discutir con el ruido.

JORDI CARRERAS és portaveu del grup municipal popular a Sant Cugat del Vallès