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A Duran no le gusta esta rebelión interna de los que leen en catalán el futuro y llaman país a Catalunya. Porque Duran desde que se fue a los madriles del reino, ya nunca fue el mismo, y es que la capital del rio Manzanares adoctrina mucho a los que llegan de provincias adentro, como ha sido siempre, con los de ahora y los de antes, los que leían el 'Arriba', que cambiaron después por el 'ABC'.
A los rebeldes de Unió les espera el exilio o la lucha, como le pasó al avi Miquel después de la batalla del Ebro, porque los de nuestra tierra somos muy de pelearnos entre nosotros, como les pasa siempre a las llamadas izquierdas de este país.
El bueno de Duran nunca ha consentido líderes entre sus filas, siendo fiel siempre al dicho que 'donde hay patrón no mandan marineros'. De ello se ha ido encargando a lo largo de su eterno reinado, seguramente porque ya intuía lo que en algún momento se avecinaba, algo que por muchos rezos, catecismo y rosario no ha podido evitar, que entre la bancada de chicos bien de colegios de uniformes salgan protestantes y rebeldes, por no decir quintacolumnistas que suena a rojos, y ahora lo que se lleva son los Podemos, Colau o Carmena.
A Duran desde hace tiempo se le atraganta lo catalán, como se le atraganta a Ana Botella el inglés o a Andrea Fabra, la del 'que se jodan' se le atraganta el proletariado, y todo lo que esté más allá de la añorada Castilla la Vieja.
A los rebeldes de Unió les espera la batalla, sabiendo que es parte misma de la vida, porque lo contrario la derrota, también es una batalla, así que mejor seguir haciendo camino que quedarse varado en la cuneta, mirando pasar las penas del cielo.
PEPE GARCÍA és membre de CCOO
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