A ti, minero, ¡gracias!


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Pepe Garcia


Publicat: el 14/jul/12
Opinió
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España es como una mala madre; no es ni tan siquiera una madre, una madre que se averguenza de sus hijos, que manda al paro y a la ruina a provincias y regiones enteras: Asturias, León, Aragón, Cádiz... Donde sus gentes se ganan el pan con sudor negro, negro azabache, negro carbón de sufrimientos y soledades bajo tierra. Porque en la mina no se es solo obrero, se es guerrero, luchador contra la muerte.

La España política se ha vuelto golfa, corrupta, indigesta y tóxica, como una mala comida que nos llena el estómago y el alma de acidez.

España y su politica estafadora es como una casa de fulanas de medias rotas y colonia barata a granel, de putas y meretrices, de pécoras con traje de chaqueta donde se roban las bragas unas a otras, porque robar y estafar es como un principio moral.

Robar al pueblo y con ello seguir manteniendo a base de chutes a los bancos que como yonkis sepultureros viven y yacen en las esquinas de nuestras calles.

España no quiere a sus hijos, y nadie la quiere a ella, ya no es la madre patria al otro lado del Atlántico, ya no la quieren en la Europa extrangera y turista, reniega de Catalunya, y Catalunya y los catalanes queremos salir de la inclusa patria donde nos tienen secuestrados.

España tiene un virus como el sarampión o la viruela que los políticos nos han contagiado, y que nos dejará marcas de por vida.

A la España le sobran castañuelas, bandera y tardes de futbol, que la política vende como un engañabobos, como un tocomocho. Le sobran politicos chamarileros, instituciones, y le falta una Constitución de verdad, una democracia, un Estado de derecho libre sin incubaciones contagiosas.

A esta España que se muere, que la matan poco a poco a base de calamidades le falta valor de mineros, le falta el despertar del pueblo, caminar por las carreteras quemando asfalto en defensa del derecho a vivir. Le falta salir a las calles y saberse manifestar. A esta España, la muerta, le sobran poderes políticos, incluso religiosos (que no iglesias), le sobran derechas e izquierdas.

Porque la España choriza y torera, la de siestas y sangrias, la de chiringuito y playa, la de filibusteros políticos, esa España está en las cárceles encerrada con los que se la han llevado a trozos, esa España está en islas de paraisos fiscales. La de aquí, la de ahora, la que nos queda, es la de la lucha diaria, a la que le sobran impuestos y le falta revoluciones. Le falta ciudadanos de a pie, por no decir columnas (que suena a rojos), gentes valientes tomando la capital del reino pario, con la única defensa de la verdad, la justicia social y un casco minero en la cabeza lleno de esfuerzo, voluntades y hollín.

Porque la otra España, sin colores, himnos, ni fronteras, la de Ortega y Gasset, la de Josep Pla, la de Miguel Hernández, García Lorca o Jacint Verdaguer, esa de poetas, rimas y prosas, de sueños, quimeras y utopias, de languideces y melancolias, se sigue llevando por mucho que esta nueva inquisición patria, burlesca y chancletera nos quiera quitar las ganas de seguir soñando, de seguir caminado.

Esta podrida España que nos dejan me hace sentirme más revolucionario que nunca, o como me dijo hace tiempo un político municipal, que ni era político ni era nada: 'García, eres un contestatario'.

Decía, me siento revolucionario/contestatario cuando oigo las charlatanerias dialécticas de los que enmascarados de demòcratas buscan su limbo particular. Y me niego a no hablar ni escribir realmente de los que sufren y padecen todas las injusticias y heridas del sistema, seguramente porque prefiero mil veces mil antes a Pla o Martí i Pol que a Marx o Lenin.

España, un cementerio con un idiota por sepulturero.


PEPE GARCÍA és membre de CCOO



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