Alicia, mon amour


  • Comparteix:

pepe.garcia

Pepe Garcia


Publicat: el 27/oct/12
Opinió
Més Columnes de l'autor
PDF

Alicia Sánchez Camacho, como si de una Juana de Arco se tratase, está dispuesta a inmolarse en la hoguera de las vanidades. Ha cogido el camino a la perdición en esta conjura de necios abanderando la intransigencia del gobierno español contra una parte del pueblo catalán.

Alicia es mujer de piel blanquecina y pálida, de ojos penetrantes, de boca grande y violenta, una nariz retocada y picuda, con un perfil regio pero sin nobleza, un torrente de voz potente y rudo, y un verbo agresivo, largo, cansino y aburrido.

Viste con ropas de señorita compungida, ropa de domingos de guardar, de anfitriona en fiestas parlanchinas y chismosas, revestida con collares de burguesía y riqueza, y zapatos con tacones finos de misa, catecismo y entierros.

Alicia Sánchez Camacho es como un mal vino etiquetado en botella de diseño, que al probarlo te sabe a rancio, amargo y avinagrado. Vino de taberna, como decía Machado. Vino de paleta y andamio, vino malo que se bebe con medio cigarrillo pululando en los labios.

Alicia me recuerda a la España de pobreza y decrepitud que nuevamente nos la quieren volver a colocar, a los crucifijos de hojalata que se colgaban en las cabeceras de las camas y en las aulas de los colegios. La España analfabeta de supersticiones, de estampitas, vírgenes, beatos y santos, de transistores con partidos los domingos, de chabolismo y marginación, de hospicios, asilos y manicomios. La España de los colchones de borra y lana infectada en la hambruna y miseria de chinches, pulgas y garrapatas, de barrios con pensiones para pobres y casas de citas para amantes ocasionales, de prostíbulos con políticos y advenedizos del régimen en busca de putas baratas, entretenidas agridulces de ligas y bragas rojas.

Alicia Sánchez Camacho se pasea por el Parlament català cual vedette del Paralelo, reclamándole una parte del derecho de pernada sobre Cataluña al amo Mariano. Porque ella cree que tiene la llave del pozo de los milagros, el de aguantar algo más en este sin vivir, sin saber qué pasará mañana, hasta entonces no sabemos si se cerraran más hospitales, centros de trabajo, si nuestros enfermos y ancianos podrán seguir siendo asistidos, si...

Alicia dice que nos quitarán los títulos universitarios, a mí además un diploma que tengo del Consejo Superior de Deportes, que anda perdido por algún rincón de casa, vete tú a saber dónde, y que a nuestros mayores les dejarán de ingresar las pensiones. Y luego, ¿qué será? ¿Ver a la acorazada brunete bajar por la Arrabassada, como amenazan algunos octogenarios chochos y seniles fachas?

Alicia quiere ser la nueva Esperanza Aguirre a lo catalán, pero ésta, a diferencia de la dama madrileña, no ostenta título nobiliario alguno, ni tiene aquella ironía ni cinismo fino y castizo con el que daba estocadas a sus rivales políticos.

Alicia Sánchez Camacho no quiere que nadie se vaya ni se separe de su país de las maravillas, del país de los desahucios, hambre, paro, robos, desesperación y miserias. Del país de la mediocridad que inunda Diputaciones, Consejos Comarcales y Ayuntamientos, donde la política es un 'modus vivendi' para oportunistas, buscavidas y chamarileros sin fortuna.

PEPE GARCÍA és membre de CCOO



  • Comparteix:

OPINA

Identifica't per comentar aquesta notícia.

Si encara no ets usuari de Cugat.cat, registra't per opinar.

Avís important

Tots els comentaris es publiquen amb nom i cognoms i no s'accepten ni àlies ni pseudònims

Cugat.cat no es fa responsable de l'opinió expressada pels lectors

No es permet cap comentari insultant, ofensiu o il·legal

Cugat.cat es reserva el dret de suprimir els comentaris que consideri poc apropiats, i cancel·lar el dret de publicació als usuaris que reiteradament violin les normes d'aquest web.