De mi consideración a María Dolores Domènech (concejal del Partido Popular)

Pepe Garcia


Publicat: el 21/mar/12
Opinió| Columnes

Querida María Dolores, y en estas llegas tú con tu pin de la España derechona que nos arreglará la vida, diciendo que el 29 de marzo irás a trabajar a pesar de las hordas que saldran a la calle. Mujer, pues claro, ¿o acaso pensabas que alguien te va a impedir ir a tu trabajo?

La diferencia en estos tiempos difíciles está en los que como antaño todavía siguen erre que erre imponen las normas en aquello de 'ORDENO Y MANDO PORQUE LA NACIÓN ES MIA'. Y los que intentan seguir respetando el estado de derecho en el que vivimos (ya sabes, aquello de la constitución, democracia y bla, bla, bla...).

Seguro que te acuerdas de cuando se hizo el paso de país fascista a demócrata. Sí, vale, una democracia pochita y débil, pero a los demócratas de entonces no les dejaron hacer más en aquellos dias. ¿Recuerdas? Lo que ahora llamamos Partido Popular por aquel entonces era Alianza Popular, que estaba en contra de todo cambio, donde muchos integrantes de Fuerza Nueva y falangistas de la JONS se afiliaban con camisa nueva al nuevo partido. Yo lo recuerdo porque una cosa que les gustaba hacer a aquellos jovenes uniformados era ponerse los domingos por la mañana en la plaza de la estación de Sant Cugat a captar adeptos para su ¿transformado/reciclado regimen? Daba igual porque la camisa nueva seguía brillando cara al sol, aunque ya fuese un sol apagado de media tarde, pero que no acababa de esconderse por el horizonte de los negros recuerdos.

Y allí los veías a ellos: impolutos, bien planchados y peinados con brillantina, con boina roja ladeada en la cabeza, camisa azul oscura con el bordado del yugo y las flechas... Uf!!! La verdad es que era el principio del cambio y todaváa imponía el miedo de cruzarte por la acera con algún falangista y no cederles el paso, a pesar de que el que se paseaba bajo palio por la gracia de Dios ya estaba muerto y embalsamado.

Pero sus huestes, jóvenes de familia bien y algún que otro tonto y 'alelao' del pueblo que los utilizaban de bufones, ninguno de ellos había conocido la España facista de tricornios y torturas en los cuartelillos. Y esto de las torturas yo te lo puedo contar porque a mí, allá por los años ochenta y tantos, me lo explicaba un antiguo policía local que había sido guardia civil. El muy cabronazo se jactaba explicando historias de cómo colgaban a las gentes cabeza abajo y les golpeaban las plantas de los pies con una fina vara hasta que le desollaban los pies a tiras. En fin, esto ahora sólo es una anécdota.

Pero ninguno de aquellos chavales que se plantaban militarmente en la plaza de la estación conocía la lechera de los grises ni sus calabozos, ni lo que duele el golpe de una verga que te hace crujir las vertebras de la espalda. Ninguno sabía de las cargas policiales contra los estudiantes de magisterio en lo que hoy es la casa de cultura. Ninguno había vivido el horror de aquella cruel guerra, que como una santa cruzada en nombre de Dios quería salvar a la patria de las hordas demoníacas comunistas, de los republicanos independentistas catalanes, de los anarquistas, de los marxistas leninistas, o los simples demócratas trabajadores que sólo aspiraban cada día a comer un mendrugo de pan con aceite y azúcar.

La España de los años 30 del siglo pasado tenía el 80% de la poblacion anafabeta, porque antes había habido el reinado borbónico y el régimen de Primo de Rivera. Ninguno de aquellos niñatos descamisados, querida María Dolores, sabían lo que era la historia ni su pasado. Sólo seguían la línea marcada por sus familias de no permitir al enemigo reconquistar mediante eso nuevo llamado democracia lo que ellos habian ganado matando en guerra.

Pero ya ves, el invento de hacer votar a las gentes en una urna donde depositaban igualdad, fe y esperanzas hizo posible que el país marchito que vivió durante más de 40 años en un gueto dentro de Europa creciera; y que incluso se permitiera escribir, pensar y hablar; y hacer posible la libre circulación de ciudadanos; y protestar contra lo que cada cual crea que no es justo. Siempre, eso sí, dentro del orden constitucional, porque no te olvides, mi querida concejal, que la Constitución, nuestra Constitucion que nos ampara a todos, prohibe el derrocamiento de un gobierno demócrata elegido libre, secreto y directo por los ciudadanos. Por eso, aquí en la España chamarilera, que nos guste o no es la que tenemos y seguramente es la que nos merecemos, porque alguna cosa habremos echo mal entre todos, aquí no existen rebeliones a sangre y fuego como las de los países musulmanes, donde tienen que morir centenares y miles de personas por intentar conseguir un poco de igualdad.

Aquí, Maria Dolores, cuando un gobierno de cualquier tendencia política, sea la que sea, salido de las urnas soberanas, quiere implantar un nuevo orden de 'Vamos a cargárnoslo todo y comenzar de nuevo, porque lo hemos echo mal', aquí y ante esto sólo nos queda la protesta, la rebelión de las masas pacificas que invaden las calles, y sus quejas, llantos y voces lleguen a los governantes.

El derecho al trabajo, con huega o sin ella, debemos defenderlo todos los demócratas.

Claro que entendemos muchos de nosotros que una reforma laboral es necesaria, porque si no, nos vamos a la puta mierda. Y otras muchas reformas que hacen falta, pero no ésta, María Dolores, no ésta y no así, de esta forma, sin preguntarle al pueblo, dejando en la indigencia a muchas familias, en el desamparo total a miles de personas que quieren trabajar y que jamas encontraran un puesto de trabajo como el que de momento tenemos tú y yo (de momento!), porque en esta vida nada es para siempre, sólo la muerte con su eterna y marchita languidez.

Personalmente entiendo que antes de que una empresa tenga que cerrar dejando en la calle a todo su personal porque no puede asumir los costes de algunos despidos, existan algunas fórmulas, llamémoslas reformas laborales, que puedan paliar el tener que mandar al garete de la alcantarilla a trabajadores y empresa. También entiendo que seguramente ningún empresario trabaja pensando en despedir a sus empleados, pero con esta forma de regular las condiciones de trabajo dejamos en la más ruin de las indefensiones a muchos trabajadores que tienen en frente todavia a día de hoy amos en lugar de a empresarios. Pero por encima de toda reforma, sea la que sea, está la dignidad como seres humanos a la que tenemos derecho y debemos defender ¿Para qué queremos vivir en democracia si los más debiles no tienen la protección por la que se ha trabajado y luchado durante tantos años, por la que muchos como decia el poeta W. H. Auden, ofrecieron sus vidas en regalo'?


Si nos cargamos el estado del bienestar, a pesar de que el que tenemos sigue siendo cutre y paupérrimo para los millones de impuestos que pagamos, si nos cargamos esta mínima sanidad, educación y políticas sociales entre guerras de sindicatos, patronales y partidos politicos, los que mas lo pagarán serán los de siempre, los desarraigados, los sin patria, los sin vivienda, los sin trabajo, los sin derecho a la esperanza de un mañana donde cada día salga el Sol, pero no ese Sol que muchos todavía añoran y que miraban al frente con su camisa nueva, donde sólo los parias saldran con banderas victoriosas.

Por encima de las cosas y de las ideas, María Dolores, están las personas, y éste debe ser siempre nuestro espíritu: la solidaridad, la sensibilidad para los que lo necesitan, la fidelidad a unos valores éticos y morales en defensa de nuestras instituciones democráticas, y puede ser que estas luchas diarias aparentemente pequeñas e insignificantes a veces se conviertan en la lucha utópica y cotidiana, pero en una utopía útil en pro de los valores de la solidaridad y la transformación social.

Cuídate y esfuérzate cada día en ser feliz, manteniéndonos en paz con nuestros semejantes, con nuestros credos y creencias, ya sean políticas o religiosas de cualquier forma o modo como lo concibamos, y aprovecha tu cargo como representante de los ciudadanos para seguir trabajando a favor de ellos y de la ciudad. Es un privilegio y una satisfacción que tenemos en democracia, y recuerda que nadie tiene toda la razon ni nadie tiene siempre toda la verdad.

Espero y deseo que no veas en mis palabras una critica u ofensa hacia tu persona ni un ataque a tu forma de ver las cosas. Muchas veces el conocimiento de lo que creemos ver y sentir al otro lado del muro nos ciega en pasiones vanas donde sólo percibimos las sombras y sus reflejos.

Un cordial saludo,

PEPE GARCÍA és membre de CCOO