El derecho al descanso nocturno y el Pacte per la Nit: de mal en peor...


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Bruno De Salvador

Bruno De Salvador


Publicat: el 30/set/14
Opinió
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Que el Pacte per la Nit arrastra problemas en cuanto a su puesta en práctica es una realidad por muchos conocida prácticamente desde su entrada en vigor. Las diversas intervenciones en la reunión de la semana pasada convocada por el equipo de gobierno con entidades y vecinos de la ciudad, a la que asistí, vinieron a ratificar esta triste certeza; si hubo total unanimidad en algo fue en esto: el pacte no acaba de funcionar en aspectos importantes.

Los puntos más destacados objeto de debate fueron dos:

1) El problema de las terrazas, con los ruidos que generan (especialmente en plaça d'Octavià y plaça Augusta) y el incremento en el otorgamiento de licencias y algunas veces, según varios vecinos, incumpliendo los horarios de cierre.

2) Los constantes ruidos ocasionados por los conciertos en el centro de la ciudad, (especialmente en la plaça del Monestir y la plaça del Rei).

Tengo que decir que como representante del consistorio sentí vergüenza y pena ante la impotencia y las molestias ocasionadas a los vecinos por el ruido, especialmente por los conciertos que tienen lugar en el centro de la ciudad sin la 'rotatividad real' que, al menos el PP entre otras entidades, solicitó en la negociación del Pacte per la Nit a inicios del presente mandato.

Nos encontramos ante dos derechos que colisionan; el derecho al descanso nocturno de unos y el derecho al ocio de otros. Está claro que no están al mismo nivel pues el primero es requisito fundamental para poder desarrollar una vida personal y profesional en condiciones.

¿Por qué no funciona la rotatividad en la ubicación de las zonas de conciertos, habiendo tantos en el centro y tan pocos en barrios más alejados del mismo? ¿Hay una verdadera actuación municipal por parte del Ayuntamiento que controle las horas de cierre de los locales de ocio?

Una cosa es el derecho a disfrutar del ocio que todo habitante tiene pero ello no puede convertir el centro de la ciudad en un centro de ocio nocturno pues ello colisionaría con el derecho al descanso de los vecinos, muchos de los cuales son gente mayor o gente que ha de madrugar (al respecto, una anécdota; los que asistimos hará unos días a la tradicional cena del barrio de la Serreta pudimos contemplar cómo una vecina se subió al escenario en un momento dado y tomando el micro pidió a todos los presentes bajar el volumen de los altavoces y que no olvidáramos a todos aquellos vecinos que quieren dormir, algunos de los cuales madrugan también el fin de semana por cuestiones laborales).

Una verdadera rotatividad y un mayor control de las horas de cierre pueden ser medidas en la línea para poner fin a lo que constituye una verdadera pesadilla para muchos vecinos.

¿Calidad de vida en Sant Cugat? Sí, pero no para todos...

BRUNO DE SALVADOR és regidor del PP



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